Las lesiones constituyen uno de los
principales problemas de Salud Pública en los países industrializados, tanto en
términos de mortalidad como en términos de secuelas y dependencia. Los
politraumatismos secundarios a accidentes de tráfico, laborales o por otra
causa, suponen en España la tercera causa de muerte global tras las
enfermedades cardiovasculares y el cáncer, y la primera causa de muerte en la
población entre 0 y 30 años, ya que esta patología afecta principalmente a adultos
jóvenes y niños, siendo la principal
causa de años de vida perdidos (AVP) en las sociedades industrializadas.
Asimismo,
tanto en términos de secuelas como en
términos económicos (se calculan
unos costes del 1.7 % del PIB del País), constituye un verdadero problema
de salud pública que podría ser considerado como una epidemia en los países
industrializados.
El
impacto de este problema exige un abordaje global basado en la prevención
eficaz y puesta en juego de esfuerzos concertados¹ :
• Aumentar el grado de concienciación, de
compromiso y de toma de decisiones fundadas en todos los ámbitos (gobierno,
industria), para que puedan aplicarse estrategias de eficacia, científicamente probada,
en la prevención de lesiones causadas por el tráfico.
• Contribuir a un cambio en la manera de
considerar la naturaleza del problema de las lesiones causadas por el tráfico,
y de lo que constituye una prevención eficaz, desechando la idea de que dichas lesiones
son el precio a pagar por la movilidad y el desarrollo económico.
• Ayudar al fortalecimiento de las
instituciones creando alianzas eficaces para lograr sistemas de tránsito más
seguros. A nivel gubernamental, supone establecer una estrecha colaboración
entre sectores como los de salud pública,
transportes, policía y otros.
Esto
supone, por un lado, acometer actuaciones para disminuir el número tan elevado
de accidentes de tráfico que acontecen; y por otro, una vez producidos, mejorar
la rapidez y la calidad de la asistencia inicial al accidentado de tráfico.
En
la atención al accidente de tráfico, todos los esfuerzos han de encaminarse
hacia la consecución de los siguientes objetivos:
1. Limitar la gravedad del traumatismo y
del sufrimiento que ocasiona.
2. Prevenir las muertes y evitar las
discapacidades.
3. Lograr una óptima evolución de los
supervivientes y su reintegración en la comunidad.
Se
requiere, para ello, una sucesión coordinada de acciones en las que desempeñan
un importante papel los testigos o personas que descubren el accidente, el
rescate de los accidentados, los servicios de urgencia y emergencia médica, el
tratamiento de los traumatismos y su rehabilitación.
Pero
si en algo pueden colaborar los diferentes agentes implicados en la detección
del accidente de tráfico y posterior asistencia sanitaria es, a parte de la
calidad prestada de ésta, en la mejora de los tiempos de atención al accidentado.
Esto tiene su base en el
concepto
de “Hora de Oro”. “Hay
una hora de oro entre la ida y la muerte. Si estás gravemente lesionado, tienes
menos de 60 minutos para sobrevivir. Puedes no morir entonces, pero lo puedes
hacer tres días o dos semanas después, porque algo ha ocurrido en tu cuerpo que
es irreparable”.
La
mortalidad en los accidentes de tráfico tiene, desde el aspecto tiempo, una
característica distribución trifásica:
• 1ª Fase. Ocurre en los primeros segundos
o minutos tras el accidente. Constituye el 10% de todas las muertes. Debida a
lesiones severas del sistema nervioso central o rotura de grandes vasos. Es muy
difícil o casi imposible evitar estos
fallecimientos.
• 2ª Fase. La denominada “hora de oro”, pues suele ocurrir en la primera
o segunda hora tras el accidente. Constituye el mayor porcentaje de mortalidad (75%). Las muertes, en esta fase, se
deben principalmente a obstrucciones de vía aérea o a pérdidas de volumen circulante.
Es la fase en la que se pueden evitar el mayor porcentaje de fallecimientos, a
través de una asistencia sanitaria inicial adecuada, en tiempo y capacitación.
• 3ª Fase. Ocurre días o semanas tras el
incidente traumático. Suele originar el 15% de la mortalidad total. Se debe
habitualmente a complicaciones tras el tratamiento inicial (fracaso
multiorgánico, complicaciones postoperatorias, etc.). Son necesarios un gran esfuerzo
y un gran número de recursos para reducir la mortalidad en esta fase.
Esta
consideración temporal, también afecta a la morbilidad de las lesiones, que se
ve incrementada en función del retraso en la prestación de asistencia y
resolución definitiva en medio hospitalario.
Distribución trimodal de los accidentes de
tráfico:
1ª FASE
|
10%
|
2ª FASE
|
75%
|
3ª FASE
|
15%
|
Según un estudio realizado por el European Emergency Data (EED), el trauma grave es
una de las entidades clínicas que más se benefician de una eficaz atención
precoz, junto a otras entidades como la parada cardiorrespiratoria, el síndrome
coronario agudo, el ictus y la dificultad respiratoria grave.
Es
así el factor tiempo uno de los elementos esenciales en la atención al
accidente de tráfico, una vez que éste se ha producido. Por ello, es necesario
conseguir que el accidentado esté en manos de los profesionales sanitarios de
la emergencia en el menor tiempo posible.
En
el transcurso de la asistencia inicial al accidentado de tráfico se suceden una
serie de subprocesos, cada uno de los cuales genera una determinada duración
temporal. Una sucesión que comienza con la notificación del incidente por parte
del ciudadano o institución alertante, y que termina en la transferencia del
paciente al hospital receptor o “centro
útil”. Este concepto debería ser ampliado incorporando los tiempos que
transcurren en el hospital hasta la implementación de la “terapia útil”, quirúrgica en la mayoría de los pacientes
traumatizados por accidente de tráfico.
Las
medidas a poner en práctica deben girar en torno a la reducción de los
distintos tiempos de asistencia al accidentado, proporcionándole cuidados definitivos
en el menor tiempo posible y de la manera más ventajosa para su patología. La
reducción del tiempo de asistencia se basa en las siguientes premisas
fundamentales²:
a. Rápida notificación del accidente a los servicios de
emergencias médicas. Accesibilidad a un sistema integral de urgencias y emergencias.
b. Inicio del tratamiento “in
situ” de forma inmediata. Atención extra hospitalaria precoz y adecuada.
c. Medio de transporte que permita la continuidad de los cuidadoshasta
la llegada al hospital. Atención extrahospitalaria precoz y adecuada.
d. Transporte urgente hasta el centro hospitalario más próximo, capacitado
para prestar el tratamiento definitivo (“centro útil”). Atención urgente en
hospital útil.
Para
los SEM (servicios de emergencias médicas extra hospitalarios), el tiempo, o
mejor, los tiempos de gestión y asistencia constituyen uno de los parámetros principales en los que se basa buena parte de la gestión de los servicios de
emergencias.
Múltiples
factores y también diferentes actores, se ven implicados en el proceso de la
atención de emergencias a los accidentes de tráfico. Se podría definir como un escenario óptimo aquel en el que se dieran,
al menos, las siguientes circunstancias:
– Una central de comunicaciones con un
número de acceso único, conocido por todos los ciudadanos, que responda con el
menor retraso posible a cualquier tipo de emergencia.
– Un servicio de emergencias médicas que
dé una cobertura adecuada en tiempos de respuesta a la zona de su competencia.
– La existencia de profesionales
sanitarios en las unidades asistenciales, capacitados para procurar cuidados de
soporte vital avanzado a los pacientes accidentados.
– Existencia de procedimientos operativos
y asistenciales que posibiliten la misma asistencia de calidad,
independientemente de las personas que atiendan al accidentado.
– Existencia de un protocolo de
coordinación con los hospitales de referencia que permita una línea de
continuidad asistencial sin retrasos ni duplicaciones de diagnóstico y
tratamiento.
– Existencia de un sistema de recogida de
datos sobre accidentes de tráfico atendidos.
1 Peden M. et.
al. Eds. The World report on road traffic injury prevention. Ginebra, Organización
Mundial de la Salud. 2004.
2 Perales N,
Renes Carreño E, Fernández Álvaro P. Asistencia “in situ” al traumatizado grave.
Avances en emergencias y resucitación l. Edikamed. 1996.
Datos de
Ministerio de Sanidad
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